Por Galo Castillo
En el 2014 Paul McCartney visitó Lima y fue como abrir uno de esos regalos que de niño uno descubría con ilusión y alegría.
Una enorme caja musical esperaba a los miles de fanáticos que llenaron el Nacional para escuchar cada canción, disfrutarlas, jugar con ellas. En muchos casos compartir los temas y cantar con amigos, en pareja, con los hijos o con el de al lado; en todos los casos la sonrisa era cómplice.
La propuesta de la noche alineaba canciones sencillas de letra pero de extraordinaria composición musical, sus efectos serán una vez más eternos y emotivos.
A las nueve de la noche en punto se oscureció el escenario para que las pantallas, a ambos lados, sirvieran como álbum de fotos. Las fotos de los jóvenes Beatles discurrían en una retrospectiva que iba acompañada de su música: ahí sonaron canciones como “Bésame mucho” o “Money”. Sobre el final la marchante “Let "Em In”.
La expectativa iba en aumento, cerca de las nueve y media de la noche la imagen gigante de Paul cerraba el álbum y todo se oscurecía. Los gritos de la multitud hacían que todos miraran rápidamente al escenario,
Paul McCartney salía junto a su banda y sin mediar palabra iniciaron el concierto con “Magical Mystery Tour“.
Notable músico por lo hecho con los Beatles, Wings y comprometido con una sólida carrera solista, Paul McCartney no dejó que las canciones caigan sobre el público por su propio peso, las acompañó con el carisma y la alegría propias de un niño; otra vez la idea de aquel juguete infantil.
Así alternó temas de sus tres etapas. La segunda canción de la noche fue “Save Us” de su último disco “New”. “Hola Lima. Buenas noches, Perú. Muchas gracias” saludó Paul, que llegó vestido con un impecable traje negro y una sonrisa de oreja a oreja.
El primer éxito del beatle llegó muy temprano con “All My Loving”, la gente se balanceaba de un lado para el otro, con expresiones de alegría y baile.
“Listen to what the man said” bajó las revoluciones porque fue un regalo poco común, que solo los seguidores de Paul McCartney y los Wings cantaron a más no poder. Eso no fue problema para Paul que animó a las huestes con la frase “Arriba el Perú carajo”.
Otra de Wings “Let Me Roll It” brilló e impresionó por la calidad interpretativa de "Macca" y sus músicos. De regreso a la etapa beatle Paul presentó la guitarra con la que grabó el siguiente tema de riff pegajoso y coros celestiales, la genial “Paperback Writer”.
Entre la alegría y el bullicio se filtró “My Valentine” composición solista bailada a ritmo de balada dando el toque romántico a esta primera parte.
Siguió “Nineteen Hundred and Eighty-Five” canción que llevó a Paul al piano por primera vez y que dedicó a “los fans de Wings” mientras que con “The Long and Winding Road” volvió a generar los gritos del público.
El primer momento emotivo y de homenaje de la noche apareció con “Maybe I"m Amazed”, canción al piano que dedicó a Linda, esposa que perdió a causa del cáncer.
Dos canciones de los Beatles: “I"ve Just Seen a Face” y “We Can Work It Out”, cerraron este tramo que los asistentes agradecieron con el ya clásico “olé, olé, olé, olé”. ¿La respuesta de Paul? Tocar por unos segundos la barra junto a sus músicos.
“Another Day” dio paso a tres temas que son de lo mejor de Paul: “And I love Her”, “Blackbird” (que tocó solo con una guitarra) y un tema dedicado a su “hermano” John Lennon “Here today”; el amor, la nostalgia y el recuerdo de un ser querido ausente, tanta emoción no cabe en un solo corazón.
Canciones del último disco como “New”, “Queenie Eye” o “Everybody Out There” fueron recibidas de buen modo mas no con el ímpetu de las conocidas, quizás por eso no abundaron. Sin embargo Macca optó por algunos temas “caletas” de los Beatles (“Lovely Rita” y “Being for the Benefit of Mr. Kite”) o como solista (Hi, Hi, Hi”).
Sí fueron una locura: “Lady Madonna”, “All Together Now”, “Eleanor Rigby”, “Something” (dedicada a George Harrison) y “Ob-La-Di, Ob-La-Da”.
Picos altísimos de emoción se registraron con “Band on the run”, “Back in the U.S.S.R.”, “Let It Be”, “Live and Let Die” y “Hey Jude”; no solo se podía escuchar a todo el estadio cantando estos temas, los juegos artificiales y las explosiones hicieron de esta parte del show, algo memorable.
El grupo abandonó el escenario por unos minutos para regresar con Paul sosteniendo la bandera de Perú, al grito bien peruano de “bacán” comenzó a cantar temas que invitaban al baile: “Day Tripper” y “I Saw Her Standing There”.
La alegría del público no tuvo descanso, era turno de la universal y hermosa “Yesterday”, la heavy “Helter Skelter”, y para el cierre la estupenda “Golden Slumbers/Carry That Weight” y “The End” al final.
Fueron casi tres horas de concierto y 39 canciones que maravillaron a todos los presentes. Un legado que nunca morirá, un regalo que la memoria guardará para siempre en los que estuvieron. Y otra vez la idea de ese juguete infantil y mágico que puede ser la música de Paul.
“Ya me quito”, dijo el gran McCartney que no perdió la oportunidad de agradecer a su “espectacular” banda y a su equipo de producción, pero sobretodo a su público. “Muchas gracias Perú, hasta la próxima”, se despidió dejando en los asistentes la semilla de un pronto regreso.