Detrás de una cortina negra, un juego de luces proyectaba la sombra del cuarteto californiano y el sonido de los amplificadores anunciaba el inicio. Cuando el velo cayó y reveló a dos bellas mujeres volando por los aires gracias a arneses enganchados a su piel, las 3 mil personas que se reunieron en la explanada del Monumental supieron que estaban frente a un concierto de Jane’s Addiction.
Los acordes de ‘Whores’ encendieron la noche, y la inconfundible voz de Perry Farrell interpretando ‘Ain’t no right’ se convirtió en una máquina del tiempo que trasladó al público a la época donde reinaba el rock y una generación reclamaba su identidad.
Punto y aparte para Dave Navarro. El guitarrista subió a la tarima ataviado con un pantalón de cuero, se quitó la sudadera, se enfundó un sombrero, encendió un cigarro y exhibió sus tatuajes y toda la actitud de ‘guitar hero’ que una vez conquistó y llevó al altar a la sensual Carmen Electra.
“Gracias Lima, buenas noches”, fueron las primeras palabras de Farrell ante el respetable. Con la explicación de que aprendió español gracias a unas mujeres latinas que cayeron en sus redes, el frontman de la banda se despachó con varias frases masticadas, que por mal pronunciadas no dejaron de ser inyecciones de adrenalina para los espectadores: “Lima eres lo mejor” y “viva Perú, viva Lima”, fueron las más aplaudidas.
‘Ted, just admit it’, ‘End to the lies’ y ‘Had a dad’ continuaron la fiesta, ‘Superhero’ fue la invitación al ‘pogo’ y ‘Been caught stealing’ la oportunidad de reivindicar nuestra capital. “Cuando dijimos que íbamos a Lima no dijeron que tuviéramos cuidado, “¿por qué?” pregunté y nos respondieron que es peligroso. Pero yo dije “no, no, no, aquí nadie ha sido atrapado robando –en alusión al título del hit ‘Been caught stealing–””.
La banda se dio el gusto de presentó ‘Three days’ y, tras continuar el repaso de sus tres discos de colección, se tomaron una pausa para recibir la ovación del público. Al grito general de “Jane’s Addiction, Jane’s Addiction” el cuarteto regresó para una versión acústica de ‘Jane’s says’.
“Las cosas buenas deben terminar, pero nunca los olvidaremos y esperamos que siempre nos recuerden”, lanzó Perry Farrell –quien no dudó en flamear nuestra bandera– y cerró este tremendo concierto con ‘Stop’, aunque la energía entre la tarima y el público nunca se detuvo.
Una lástima que solo 3 mil personas hayan disfrutado de la descarga de rock ‘n roll de Jane´s Addiction, de la voz y el baile cadencioso de Perry Farrell y de la potente guitarra de Dave Navarro, pero la decisión de la producción de abrir las rejas para que las tres zonas posteriores se fusionaran y pudieran vivir el concierto de cerca merece un aplauso.
Pablo Timoteo Yovera