Metallica, ha sentado las bases del thrash metal y es actualmente uno de los grupos más exitosos del rock. Con más de 10 álbumes de estudio, 2.000 presentaciones en grandes conciertos y 40 años de carrera musical, no es de extrañar que tengan millones de seguidores de todo tipo.
Tal y como lo ha recordado Kirk Hammett, el guitarrista de Metallica, el caso del asesino en serie que estaba en el corredor de la muerte escuchando a la banda que se encontraba en el penal de San Quintín para grabar un video musical.
El asesino fan de Metallica
En una entrevista con la revista Kerrang!, Kirk Hammett recordó cuando fue con Metallica a grabar el video musical de la canción “St. Anger”.
Y es que uno de los policías le entregó al guitarrista de Metallica una pertenencia de Richard Ramírez: “Recibí algo realmente genial por parte de uno de los oficiales correccionales. Era una revista que nos tenía a nosotros en la portada y la etiqueta de suscripción decía ‘Richard Ramírez’, el asesino que estaba en San Quentin mientras estábamos filmando el video. Era un fan de Metallica, pero estaba en el corredor de la muerte por lo que solo podía oírnos. Todavía tengo la revista. Es una pequeña y bonita chuchería”.
Para Hammett la experiencia fue peligrosa porque fueron acompañados de algunas mujeres, estas tuvieron que estar en una zona restringida dónde los presos no pudieran verlas. Sin embargo, recuerda con nostalgia como los reclusos estaban felices de ver a Metallica. “En un momento, uno de los reclusos me gritó y me dijo: ‘¡Oye, Kirk, conozco a tu mamá!’ y yo estaba como, ‘¿Disculpa?’ Y él dijo ‘Sí, yo solía cortarle el césped!’ y agregó que conocía bien el barrio. Yo estaba como, ‘¡Podría conocer más gente aquí de lo que pensaba!’ Pero fue genial, fue muy tranquilo. Todos los reclusos estaban muy agradecidos de que estuviéramos allí. Fue una distracción para ellos”, recordó el guitarrista.
“El acosador nocturno”
Ricardo Leyva Muñoz Ramirez, oriundo de Texas, fue un criminal que secuestró y asesinó a trece personas en la época de los 80 en Los Ángeles, California. La mayoría de sus ataques se perpetuaban en la noche y abusaba de sus víctimas, la mayoría mujeres.
Esto lo llevó a ganarse el alias de “Night Stalker” o acosador nocturno en español. Fue en 1985 cuando una de sus víctimas pudo pedir ayuda después de un brutal ataque. Ramírez fue detenido cuando intentaba robar un auto para huir de la policía. Fue llevado a juicio y fue condenado a muerte, esto se llevaría a cabo en la cárcel de San Quintín. Sin embargo, Ramírez falleció en soledad a causa de linfomas de células B.