Escrito por Alfredo Gálvez
¡Muéstrame qué sabes hacer!, le espetó en la cara a Michael ese hombre visto como gigante desde su perspectiva de niño de 5 años, y que había aprendido sus primeros pasos de baile al compás del sonido de la lavadora que mamá Katherine tenía en la vieja y reducida casa donde vivía en el barrio de Gary, Indiana.
Su padre, Joseph, estaba identificando ya en su pequeño hijo a la joya de la casa; por eso lo desafió desde ese instante a esforzarse más de lo debido con la intención de que lo saque de la pobreza y la vida anónima que tenía como trabajador en una fábrica de acero y guitarrista en una, también desconocida banda de blues.
Michael Jackson había nacido superdotado. Uno de esos talentos especiales que la vida le regala al mundo para hacerlo disfrutar y celebrar que lo sobrenatural a veces convive con lo terrenal. El éxito de los Jackson Five fue 99% gracias a él. Interpretaciones como “I’ll Be There” y “Ben” fueron capaces de emocionar hasta a las piedras y otras como “I Want You Back” y “ABC” poner a bailar hasta a los más desorejados.
Michael Jackson es un patrimonio cultural de la galaxia. Su trascendencia ha sobrepasado los límites estrictamente musicales para convertirse en una cultura en sí mismo. Poseedor de un talento único no solo en la voz, composición, baile y creatividad, sino también en innovación de gran escala.
Sus canciones, coreografías, videos y espectáculos en vivo han marcado la vida de millones de personas, han inspirado a miles de artistas y hoy a 60 años de su nacimiento, su figura se hace cada vez más grande, más legendaria, más inimitable. Michael Jackson es un verdadero referente de la historia de la música y las artes.
El hombre que quería ser como Peter Pan, el niño que nunca dejó de serlo aún frente a un mundo que no lo dejó en paz y lo señalaba mientras no dejaba de bailar sus canciones. El artista que dedicó muchas de sus letras y acciones a buscar un mundo mejor, el ser humano que buscó siempre la perfección en la ejecución, la alegría de la gente aún sigue bailando en donde esté y nosotros lo hacemos con él.